Mañana despertaré
de nuevo, aunque nunca entendí el sentido de esto. Mueres durante
unas horas y después renaces, no siempre descansado, porque nacer es
muy duro, y a veces se llora. Cada día deberíamos celebrar nuestro
cumpleaños. Desayunar una magdalena con una vela encendida encima, y
regalarnos una sonrisa hasta que volvamos a morir para renacer de
nuevo. Esa es nuestra resurrección. Jesucristo durmió esos días,
que no os engañen.
A mí me cansa nacer
y me cuesta morir. Yo soy de los que mueren por el día y nacen de
noche. Tengo lo que llaman la muerte cambiada. Es algo normal. Me
dicen que debería morir antes para poder nacer más pronto, pero eso
es algo que yo no controlo. Al fin y al cabo muero y vuelvo a nacer,
que es lo que importa. No quiero molestar más, así que ya termino.
La muerte me llama y allí voy a buscarla. Espero poder nacer de
nuevo por la mañana. Desayunar una magdalena y soplar su vela.
Regalarme una sonrisa frente al espejo y desearme un buen día y una
buena muerte.
PeJota
Cuando piensas es
cuando te das cuenta de ello. Todas las noches morimos solos y
renacemos solos. Por eso es bonito tener a alguien a nuestro lado,
que muera con nosotros, y que nazca de nuevo junto nosotros.
Desayunar esa magdalena, y compartirla. Y como regalo darle un beso,
un abrazo y una sonrisa para desearle un buen día, y al caer la
noche desearle una buena muerte.
Es bonito poder
contar con alguien que te ayude a nacer, que te diga: -¡Venga, ya es
de día! ¿A qué esperas?- Es bonito que te diga: -¡Feliz
cumpleaños!, he hecho esta magdalena para ti. Sopla la vela-. Es
bonito que te regale cada mañana un beso y un abrazo y que te sonría
para desearte buena suerte. Es bonito que al reencontrarse después
de todo el día separados os volváis a regalar esa sonrisa, ese beso
y ese abrazo, y os preguntéis que qué tal el día. Y riáis y
lloréis, porque de eso trata la vida. Y luego decidáis morir
juntos. Abrazados. Sin preocupaciones, solo vosotros, y daros ese
último beso antes de morir. Pero no es el último, porque sabes que
amanecerás por la mañana, en tu nuevo nacimiento, y volveréis a
reencontraros, como todos los días. Y eso es lo más bonito. Que
seguís ahí. Juntos. Y eso, ni la misma muerte puede
cambiarlo.
PeJota
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