Escuchas un leve susurro que no entiendes pero el sonido te parece suave como un arrullo. Tus ojos siguen cerrados y en la oscuridad de tus párpados te imaginas siluetas danzando. El susurro ha subido el tono y crees entender una palabra. La palabra se repite, no solo en tu cabeza si no en el aire y baila con las sombras que se ocultan en la oscuridad. La voz se vuelve grave y escuchas la palabra claramente. Mueves los ojos con gran velocidad, pero tus párpados no responden y permanecen cerrados.
– ¡Despierta!- oyes gritar a la voz y abres los ojos con el corazón acelerado. Miras a todos lados en busca de la fuente sin encontrarla. -No ha podido ser un sueño-, piensas mientras tus ojos recorren el cuarto pues la voz era demasiado real y cercana. Y decides calmarte a pesar de la dificultad. Tu corazón comienza a pausarse poco a poco. En tu cabeza, ya no resuena aquel eco. Y el ambiente se calma. Recalcando el silencio. De la noche. Cierras los ojos, e intentas dormir. Todo se vuelve negro de nuevo. La tranquilidad es completa. Duermes.
Abres los ojos al notar el frío y las ves flotando. Una mujer de aspecto esquelético y espeluznante, vestida de blanco, que refulge en un tono azulado, te toca y se te eriza el vello. Su boca se acerca a la tuya, y empieza a respirar, el aire que exhalas, y quitarte, el que en vano intentas respirar. El cuerpo, comienza a enfriarse, y notas como la vida, sale de tu cuerpo, en forma de calor. Mientras tanto, ella sonríe.
David P.J. Martín
Un relato que va que ni pintado con esta noche. Muchas gracias, David..
ResponderEliminarAnda, acabo de ver el comentario. Muchas gracias Al :))
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